jueves, 20 de diciembre de 2007

El extraño suceso del 2007

Otro año más y tres relatos estupendos, que han sorprendido y han hecho pasar buenos ratos a todos. Me alegro.

Todo comenzó a principios de febrero... cuando comencé a idear una historia que había pensado... una historia de la que no sabía nada, solo que giraría en torno a un extraño manicomio. Lo terminé en poco menos de dos meses y llegué a tener miedo de que no superase al anterior, "Cadáveres Exquisitos". Lo cierto es que no dio lugar a comparaciones. Gustó por igual a todo el mundo.
Después yo ya sabía lo que quería hacer: una novela negra, un relato largo e intenso, con muchos giros de trama y personajes más profundos. El resultado: "Una velada con el asesino", uno de los relatos más personales que he escrito.
El verano se presentó tranquilo y agitado a la vez. Viajes, aire fresco, poco leí, he de reconocer, me dediqué más a ver películas y leer revistas, revisar el ya mencionado relato y hacerlo público en agosto.
Más tarde, decidí que quería probar algo nuevo y completamente diferente a todo lo que había hecho, de ahí surge "Messenger", en noviembre. Los que hasta la fecha lo han leído, han quedado muy sorprendios por la historia que en escasas diez páginas describo: una narración que siempre quise escribir, una historia sobre el mundo, que gira y contamina. Juventud divino tesoro. Ese fué el tema central.
También estuve maquinando un nuevo proyecto diferente: una serie de microrrelatos que, si bien recordáis, se llamaría "Los pequeños cuentos del Dr. Strangelove". El primero debía salir estas navidades, mas debido a retrasos de última hora, no saldrá hasta principios del año próximo.

¿Y del futuro? Pese a haberme desviado un poco de mis gustos a la hora de escribir, he de reconocer que vuelvo a las andadas: ya estoy preparando una nueva historia que mezclará todo lo que hasta ahora he escrito (menos "Messenger"). Un relato lleno de trampas, engaños, misterio, y muchas cosas raras...

Y en estas fechas de propuestas y revisiones, yo solo me propongo una cosa: no mirar para atrás, pisar las baldosas amarillas y caminar hacia la tierra de Oz, donde lo mágico y lo extraño se mezcla con caramelo fundido y turrón, mucho turrón.

Feliz Navidad!