Estoy sentado frente al ordenador, al lado del radiador, escuchando Wilco y, en las pausas, el sonido del viento de enero por el patio de luces ¿Qué más puedo pedir? Ahora se acerca un mes relativamente tranquilo para mí. Con más tiempo libre para escribir y estudiar didácticas y gramáticas varias. ¿Y después? Después de los exámenes unas mini vacaciones que aprovecharé para volcarme en el nuevo relato.
Pero ya he empezado a escribir, no podía esperar y aquí estoy, por fin he completado la primera página y he matado el gusanillo de estas navidades que, sin pulsar ni una tecla, no he parado de idear tramas y trampas para el que, espero, será el relato más retorcido y misterioso de cuantos he escrito.
Feliz año nuevo!
Ocurrió donde nunca pasa nada: relatos de la vida rural en Estados Unidos.
Parte 1: Crímenes
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A lo largo del casi inabarcable territorio de Estados Unidos (rozando el
atributo de continente) existen mil historias que han contribuido a generar
la pe...
Hace 9 años